El emprendimiento social es un tema relativamente nuevo entre el sector de microempresarios, que enfocan sus esfuerzos en la solución de problemas de la sociedad bajo la óptica de una PyME.
Una de las características del emprendedor social es la capacidad que posee para innovar ante problemáticas complejas, a través de proyectos sostenibles, replicables y que tienen la capacidad de convertirse en una organización formal.
En Latinoamérica hay jóvenes talentosos que desean innovar con programas de alto potencial, pero las barreras principales, aparte de la procura de fondos, es que en ocasiones las ideas no están unidas a una estructura organizacional eficaz
Algunos académicos hacen una clara distinción entre las estructuras sin fines de lucro con las comerciales. Pero un emprendedor moderno puede replicar prácticas comerciales y enfocarlas a programas sociales efectivos.
La idea ha prosperado tanto entre los nuevos empresarios, que el emprendimiento social ya se incluye como enseñanza en diversas universidades. Para muchos, trabajar en pro del bienestar de las comunidades es “innato” o natural, pero no disponen de las herramientas o conocimientos formales para desarrollar los proyectos deseados y maximizar los resultados.
En Latinoamérica se han interesado ampliamente en esta idea. Por ejemplo, la organización Ashoka, que impulsa el emprendimiento y la innovación social, se estableció en México en 1987. Además, se otorgan numerosos reconocimientos al emprendimiento social, por ejemplo, Visionaris Premio UBS al emprendedor social, el Cemex-Tec; Premio Eugenio Sada; o el Premio Transformadores de RedEAmérica, por nombrar algunos.

En Latinoamérica hay jóvenes talentosos que desean innovar con programas de alto potencial, pero las barreras principales, aparte de la procura de fondos, es que en ocasiones las ideas no están unidas a una estructura organizacional eficaz; no disponen de conocimientos para administrar los recursos de manera transparente, o no saben presentar una rendición de cuentas.
Qué es la innovación
Es encontrar nuevas soluciones o mejorar procesos con creatividad. De hecho, la creatividad es una de las herramientas principales de los emprendedores. Muchos lo describen como pensar “fuera de la caja”.
Los innovadores saben qué se debe cambiar y encuentran una forma alterna para lograrlo. Además, recurren a nuevas formas de obtener fondos, por el ejemplo, a través del crowdfunding.
De acuerdo con Peter Drucker, reconocido autor y consultor de gerencia: “La innovación es la función específica del espíritu empresarial, ya sea en una empresa existente, una institución de servicio público o una nueva empresa iniciada por un individuo solitario en la cocina familiar. Es el medio por el cual el empresario crea nuevos recursos que generan riqueza u otorga a los recursos existentes un mayor potencial para crear riqueza.”
Aunque el proceso de innovación es más extenso, ofrecemos algunos pasos sencillos para innovar:
- Tratar de desarrollar nuevas formas de atender un problema.
- Conocer las necesidades del sector y por qué fallan otras propuestas.
- Analizar las deficiencias de los competidores.
- Proponer una lluvia de ideas.
- Estar dispuesto a cambiar modelos tradicionales.